¡Bienvenidos!

Muchos de nuestros amigos trabajan, como nosotros, con las palabras. Entre ellos, hay correctores, maestros, profesores, traductores, periodistas, abogados, estudiantes y publicistas que, a veces, nos consultan sobre sus dudas y, a veces, nos transmiten conocimientos que ignorábamos.

Pensando en ese maravilloso intercambio al que nos invita nuestra lengua, decidimos inaugurar este espacio. Sabemos que no es novedoso, pero estamos convencidos de su utilidad (y creemos que nos va a servir a todos).





Mónica Márquez

Gustavo Luchini

11/9/07

La primera vez (ojalá sea la última)

Diariamente oímos y leemos expresiones incorrectas como la que hemos destacado, a modo de ejemplo, en la nota de la izquierda.
El uso de las apócopes de los ordinales primero y tercero ante sustantivos femeninos constituye un arcaísmo y debe evitarse.
La forma apocopada (primer o tercer) se utiliza cuando el ordinal precede a un sustantivo masculino, aunque se interponga otra palabra: su primer gran amor, y es opcional si el ordinal aparece antepuesto y coordinado con otro adjetivo: su primero y último amor o su primer y último amor. La apócope también se produce en los ordinales compuestos: vigesimoprimer aniversario o vigésimo primer aniversario.
Merece un comentario aparte la nota que copiamos como ejemplo. Fue publicada el 24 de julio de 2007 en la página web de un «gran» diario argentino, tristemente célebre por la ausencia de tildes en las letras mayúsculas de sus escritos.
No es la primera vez que encontramos en este diario errores semejantes o peores. En esta misma nota, podemos ver que el verbo clasificar está correctamente usado como pronominal, pero no rige la preposición que le corresponde en esa acepción (lo correcto es «se clasificó para»). También llama la atención la palabra «hóckey», que está a medio camino entre hockey (anglicismo registrado en el DRAE) y jóquey (adaptación gráfica propuesta en el DPD).
Hace unos meses, cuando inauguramos este espacio, aclaramos que no pretendíamos erigirnos en paladines del idioma. Creemos que nadie está exento de cometer un error; pero dado que la repetición de errores en este diario parece sistemática, es muy posible que volvamos a utilizar sus páginas como ejemplo de lo que pretendemos evitar.