Los sustantivos de género femenino que comienzan por /a/ tónica* (aunque dicha vocal vaya precedida de la letra h) seleccionan en singular la forma el del artículo, en lugar de la forma femenina normal (la). Esto ocurre cuando el artículo antecede inmediatamente al sustantivo; pero si entre el artículo y el sustantivo se interpone otra palabra, la regla queda sin efecto (de ahí que digamos el agua, el águila y el hacha, y la misma agua, la majestuosa águila y la pesada hacha). Puesto que estas palabras son femeninas, los adjetivos deben concordar siempre en femenino: el agua blanca, el águila majestuosa, el hacha pesada (usos incorrectos: el agua blanco, el águila majestuoso, el hacha pesado).
Por su parte, en estos casos, el indefinido una toma generalmente la forma un: un área, un águila, un hacha (no es incorrecto, aunque es poco frecuente, utilizar la forma plena una: una área, una águila, una hacha). Asimismo, los indefinidos alguna y ninguna pueden adoptar las formas apocopadas (algún alma, ningún alma) o pueden mantener las formas plenas (alguna alma, ninguna alma).
Para modificar a estos sustantivos femeninos, deben usarse las formas femeninas de los demostrativos o de cualquier otro adjetivo determinativo: esta águila, aquella arma, toda el agua, mucha hambre, etc. (usos incorrectos: este águila, aquel arma, todo el agua, mucho hambre).
En resumen, los únicos determinantes «masculinos»** que pueden anteceder inmediatamente a los sustantivos femeninos que comienzan con /a/ tónica son: el, uno, algún y ningún.
Esta regla tiene algunas excepciones, que trataremos en el futuro.
* La vocal tónica de una palabra es aquella en la que recae el acento de intensidad: [água].
** En realidad, la forma el ante nombres femeninos procede, por evolución, del antiguo femenino ela.