¡Bienvenidos!

Muchos de nuestros amigos trabajan, como nosotros, con las palabras. Entre ellos, hay correctores, maestros, profesores, traductores, periodistas, abogados, estudiantes y publicistas que, a veces, nos consultan sobre sus dudas y, a veces, nos transmiten conocimientos que ignorábamos.

Pensando en ese maravilloso intercambio al que nos invita nuestra lengua, decidimos inaugurar este espacio. Sabemos que no es novedoso, pero estamos convencidos de su utilidad (y creemos que nos va a servir a todos).





Mónica Márquez

Gustavo Luchini

5/7/07

La importancia de ajustarse a la norma

Para inaugurar este espacio, nos referiremos brevemente a la importancia de la norma lingüística.
A simple vista, la afirmación de que ajustarse a la norma es importante puede parecer una perogrullada; sin embargo, lamentablemente, son numerosos los ejemplos que contradicen la idea de que la corrección en el uso del español es algo usual en nuestros días.
Cuando decimos que es necesario ajustarse a la norma lingüística, no estamos propiciando la utilización de un lenguaje acartonado ni pretendemos erigirnos en paladines del idioma: solo estamos defendiendo el mejor instrumento que tenemos para asegurar una comunicación eficaz.
En la sección «Presentación» del Diccionario panhispánico de dudas, leemos:

La norma, que el Diccionario académico define como «conjunto de criterios lingüísticos que regulan el uso considerado recto», no es algo decidido y arbitrariamente impuesto desde arriba: lo que las Academias hacen es registrar el consenso de la comunidad de los hispanohablantes y declarar norma, en el sentido de regla, lo que estos han convertido en hábito de corrección, siguiendo los modelos de la escritura o del habla considerados cultos.


Esos modelos se buscan en el lenguaje utilizado por los «profesionales de la palabra», es decir, entre otros, los escritores, docentes, periodistas, locutores, traductores, publicistas y correctores. Todos los hablantes intervienen en la evolución de la norma; pero nosotros, los que trabajamos con las palabras, tenemos una responsabilidad mayor; por lo tanto, es fundamental que nos expresemos con corrección y evitemos difundir los dislates de quienes solamente pueden pensar en alguna tía lejana cuando se les habla de la norma.